En esta entrada voy a tratar de la segunda fase o segunda época del palacete que he denominado por motivos prácticos Villa Aurora. En 1927, el palacete de estilo francés, sufre una profunda reforma que lo transforma radicalmente. Esta será la imagen que mantendrá durante los siguientes cuarenta años, la que permanece aún en la memoria de los santurtziarras de más edad.

Aurora Vildósola encargó el proyecto de reforma al arquitecto Antonio de Araluce que elige como pauta el estilo regionalista, uno de los estilos historicistas de moda por entonces. Concretamente, la estética del proyecto tomó como referencias el estilo neovasco y el regionalismo montañés.

Antonio Araluce Ajuria (Getxo, 1886-1987) trabajará para Aurora Vildósola en otros proyectos: la antigua ermita de san Pedro en Kabiezes y el edificio nuevo del colegio Hijas de la Cruz.

En el expediente incoado para reformar Villa Aurora, que me ha facilitado un colaborador habitual, aparece un dato muy interesante. El edificio se denominaba Miramar, aunque este nombre no se ha empleado comúnmente ya que entre los santurtziarras era conocido como el chalet de doña Aurora. En la solicitud presentada al Ayuntamiento de Santurtzi para reformar Villa Aurora se detallan las obras a realizar:

Los planos que acompañan a la solicitud, firmados por Antonio de Araluce en octubre de 1927, son muy interesantes. Podemos ver las cuatro fachadas del edificio con mucho detalle.

Villa Aurora fue la residencia santurtziarra de Aurora Vildósola hasta su muerte en 1932. Siguió habitada ocasionalmente por su hermana, Carmen, hasta su muerte en Bilbao en 1953.

Una década después era propiedad de José María Goicolea Maiz, el cual decidió abrir un colegio privado.

Santurtzi en los años sesenta vio aumentar notablemente su población. Entre 1950 y 1960 pasó de 10.000 a más de 25.000 habitantes censados. Este rápido crecimiento demográfico explica, en parte, el desastroso desarrollo urbanístico de nuestro municipio. Pero, además de viviendas, también se precisaban escuelas y colegios para satisfacer unas necesidades que las tradicionales escuelas del municipio no alcanzaban a cubrir.

Este problema explica el número de academias y colegios privados que surgen en aquella época, además de los centros públicos reformados y ampliados o de nueva creación. Ya he tratado en el blog del colegio San Jorge (1956), del colegio de las carmelitas (1959), Itsasoko Ama (1967), San José de Calasanz (1969) y Fermín Repáraz (1972).

El 1 de octubre de  1962 se convierte oficialmente en la primera sede del colegio de San Francisco Javier.

Lógicamente, cuando se habilitó como colegio se llevaron a cabo previamente algunas pequeñas reformas interiores para adecuar los espacios a su nueva función como aulas, pero su aspecto exterior no varió.

El final de Villa Aurora llegó con la construcción de la nueva sede del colegio, en la calle Joxe Migel de Barandiaran, al lado del Patronato Santa Eulalia, la principal obra benéfica de Aurora Vildósola en Santurtzi. La primera piedra del nuevo colegio se colocó el 15 de marzo de 1965. El traslado de sede se autoriza el 8 de abril de 1967. No he encontrado aún la fecha exacta de inauguración del nuevo centro. Supongo que el flamante edificio abrió sus puertas con el inicio del nuevo curso escolar 1967/1968. Pero esto ya forma parte de otra historia, la de la institución educativa, que tendrá su entrada cuando corresponda.

El promotor del colegio y propietario de Villa Aurora, José María Goicolea Maiz, presentó en el Ayuntamiento de Santurtzi en marzo de 1967 un anteproyecto para la construcción de viviendas en el solar que ocupaba la primera sede del colegio, ya en desuso. En enero de 1968 se publicaba en la prensa de la época que lo que se iba a edificar en el solar que ocupaba Villa Aurora sería un gran hotel.

A finales de 1969, hace ahora cincuenta años, Villa Aurora ya era historia.