La entrada de hoy está dedicada a la sardinera Sotera San Martín, “Sotera, la de los cantares”. Y la publico con bastante retraso porque habría sido más adecuado haberlo hecho el año pasado cuando se cumplían 150 años de su nacimiento y 80 de su defunción. Pero se me pasó…
Sotera San Martín Ortiz nació en Mamariga el 4 de enero de 1868 en el seno de una modesta familia santurtziarra. Era el quinto vástago de los nueve de la familia formada por Joaquín San Martin Garay (1831-1910) y María Águeda Ortiz Llaguno (1837-1920), de oficio labradores, aunque Águeda también ejerció como sardinera. Los orígenes del matrimonio, probablemente celebrado en la iglesia de San Jorge en 1858, se sitúan en Galdames, Santurtzi y Sopuerta. Una hermana de su madre se llamaba Sotera Nicolasa y fue su madrina de bautismo. Esa fue la razón de su nombre.
El 26 de julio de 1894 Sotera San Martín contrae matrimonio con Luis Castillo Ostria “Suelas” (Bilbao, 1870 – Santurtzi, 1919). El matrimonio tuvo ocho hijos: Nicolás Anastasio “Colás” (1896-1924), Emilia (1897-1972), Arturo/Antonio [aparece con distinto nombre en bautismo y defunción] (1899-1901), Baldomero (1901-1902), Clemente Francisco (1903-1920), José Cayo “Chelín” (1905-1970), Silverio “Juanito” (1908-1989) y Simón (1911-1973). Uno de ellos, Nicolás Anastasio, contrae matrimonio con Francisca Uriarte Galíndez, hermana de mi abuela paterna.
Según se deduce de la lectura de Monólogos de una sardinera santurzana, Sotera San Martín tuvo un accidente con 12 años más o menos, esto es, hacia 1880. Bajaba la escalerilla que comunicaba el pórtico de la iglesia con el antiguo puerto con un cesto en la mano para coger unos cientos de sardinas para que su madre, Águeda Ortiz, fuera a venderlas a Bilbao. Resbaló a causa del verdín y, rodando por las estrechas escaleras, cayó al agua. Se rompió uno de los huesos de la pierna y quedó coja para siempre. Esa cojera le impidió dedicarse a la venta ambulante de pescado. Y tras una vida ligada al puerto y la actividad pesquera como esposa y madre de arrantzales y sardineras, Sotera San Martín falleció en Mamariga el 13 de julio de 1938.
Ocho décadas después, su recuerdo aún perdura en la memoria colectiva de nuestro pueblo. Gracias, fundamentalmente, a que la trainera del club de remo Itsasoko Ama fue bautizada en 1975 con su nombre.
Otro elemento que nos recuerda a este entrañable personaje de nuestra historia es, desde 2005, uno de los gigantes del grupo de danzas Mendialde.
Institucionalmente, también tuvo su homenaje (en realidad, como deferencia al club de remo Itsasoko Ama). En junio de 1977, el Ayuntamiento acordó denominar plaza de Sotera a la plaza Virgen del Mar de Mamariga, aunque no se llevó a la práctica. También una taberna en Mamariga se denomina Sotera, como homenaje al club de remo y, de rebote, al personaje. Y, hasta hace poco, un restaurante en el centro de Bilbao, fundado hace cuatro décadas por un descendiente de la sardinera.
Los que no conozcan su historia se preguntarán qué tenía de especial esta sardinera para que su figura se ensalce y su recuerdo perdure entre los santurtziarras. Según los testimonios trasmitidos por hijos y nietos de Sotera, por otros familiares como Jenaro Urtiaga, el autor de Monólogos de una sardinera santurzana, etc., Sotera San Martín no sabía ni leer ni escribir, pero era una auténtica bertsolari que improvisaba versos y coplillas dedicados a actividades cotidianas del día al día o hechos extraordinarios que tenían lugar en Santurtzi (fiestas, inauguraciones, sucesos, victorias en las regatas, etc.) y a personajes de nuestra bonita aldea (Jenaro Oraá, Cristóbal Murrieta).
En palabras de su nieta Isa “la del puerto” que no la conoció porque murió al poco de nacer ella, pero que tiene los recuerdos que se han transmitido en el seno de su familia: “sacaba cantares, hacía poesías, y en las fiestas patronales de los barrios santurtziarras, como el flautista del cuento, se llevaba a los chiquillos a la fiesta”.
Según contaban personas que la conocieron Sotera apenas tardaba unos minutos en idear y dar texto y melodía a sus coplas que, por otra parte, eran muy bien acogidas por sus convecinos que las apreciaban por su ingenio y por su ironía. Eran muy populares entre los santurtziarras de aquel entonces.
Presen Ruiz Urrestizala (1895-1980) sí conoció a Sotera y, tal como declaró a finales de lo años 70 en una entrevista publicada en Deia, fue como una madre para ella.
Gracias a esa cercanía pudo escuchar de primera mano los versos que Sotera concebía y, con el tiempo, se dedicó a recopilar, transcribir y guardarlos. ¿Se conservarán todavía?
Jenaro Urtiaga, sobrino-nieto de Sotera, también se dedicó a recopilarlos (tanto el texto como la melodía) y algunos de ellos están publicados en la citada Monólogos de una sardinera santurzana. Dos coplillas están a la vista de quien repare en ellas. La primera en la fachada de la Casa para Venta de Pescado, en el puerto, medio oculta pues algún desaprensivo no tenía otro sitio mejor para colocar sus pegatinas.
La segunda, en uno de los murales cerámicos que adornan la base circular del kiosko de música, en el parque.
De las coplas de Sotera que conozco hay una que siempre me ha parecido muy interesante. Numerosos investigadores se han empeñado en hacer hermanos, primos o padre e hijo a Cristóbal y Luciano, sin consultar fuentes de la época. Y era tan sencillo como escuchar a Sotera que, en una de sus coplas, en 1923, con motivo de la inauguración del monumento a los Murrieta, lo deja bien claro: tan solo eran socios y amigos.
De Sotera San Martín apenas se conservan imágenes. Es muy conocida la fotografía realizada hacia 1930 en el puerto pesquero. El fotógrafo retrata a la sardinera sentada sobre una caja de madera que hace las veces de taburete mientras hace labores de punto. Esta imagen ha inspirado una pintura cuyo autor, al parecer, es un nieto de Sotera.
Sin embargo, a mediados de enero se difundió, en los diferentes grupos santurtziarras de Facebook dedicados a recuperar la memoria histórica del municipio y sus diferentes barrios, un vídeo en el que reparé inmediatamente. Se trataba de un video, que desgraciadamente ha perdido el audio, de la Filmoteca Española de RTVE, fechado el 1 de enero de 1930 y titulado Vascongadas. 19 Parte.
En este video aparece Santurtzi y su concurrido puerto a partir del minuto 2:54 y durante apenas 20 segundos. Entre las numerosas sardineras afanadas en sus tareas aparece una figura femenina haciendo punto que comparte conversación con ellas. Creo que podría ser Sotera San Martín. Si se confirma, estaríamos ante la mejor imagen de esta entrañable sardinera santurtziarra. ¿Qué opináis?
Precioso artículo.
Eskerrik asko!!
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