50 aniversario

Con un poco de retraso y con el tiempo justo (acabo de volver de vacaciones) publico hoy esta entrada dedicada a otro comercio santurtziarra del ramo hostelero (el Café Bar Miramar) que celebra su cincuenta aniversario en La Txitxarra, concretamente en la calle Santa Eulalia, 4. Y como no quiero retrasarme mucho voy a resumir la información publicada el 1 de diciembre en el suplemento Hemendik de Deia, bajo el título Pasteleria Eva – Cinco dulces décadas en Santurtzi, añadiendo algún dato de cosecha propia.

La Pastelería Eva de Santurtzi ha celebrado el 8 de diciembre sus Bodas de Oro en la zona de la Txitxarra. Eva Alejandre Magán es la cuarta generación de laboriosas mujeres de su familia que se dedica a la venta de dulces y pasteles en la localidad. Sus padres, Abel Alejandre Oca (por cierto, yo también tengo el apellido Alejandre, aunque no entre los cuatro primeros, procede del valle de Ayala y Orduña) y Lucía Magán Barba, decidieron ponerle a la pastelería su nombre, ya que por aquel entonces era la única hija que tenían. Antes, Abel y Lucía habían trabajado en el restaurante Kai-Alde.

Antes probó suerte su bisabuela, Ubalda, con un puesto de caramelos frente al Cinema Santurce.

Ubalda

Cogió el revelo su abuela Primitiva Barba Larrazabal, conocida como Teodora «la magana» (1902-1994) y después, su madre Lucía Magán, que el 8 de diciembre del año 64 abrió el negocio en la Txitxarra, donde todavía permanece el olor a pastel recién horneado. Su ama fue una pionera apostando por un local en el que no solo se pudieran comprar pasteles, sino también comerlos acompañados de un café.

Primitiva Barba Larrazabal

La vida llevó a Eva a coger las riendas del negocio familiar, en el que cuentan con la confianza y el buen hacer de Kai Alde. Los bollos de mantequilla, pasteles de arroz, carolinas y milhojas son los pasteles que más veces envuelve al día. «Aunque antes era muy diferente. Los domingos se comía en casa con la familia, se llevaban pasteles para todo, las familias eran más grandes…», apunta Eva.

Endulzar a los santurtziarras ha sido el único cometido de esta familia de pasteleros, que ha estado presente hasta en los peores momentos del municipio. “Recuerdo perfectamente el accidente del puerto, en el que estalló un depósito de butano y tuvieron que realojar a muchísimas familias en el cine. Mi ama llevó todas las galletas y comida que teníamos para que esas personas pudieran desayunar”, rememora Eva.

Se aproxima una temporada de mucho trabajo gracias a la Navidad. “Ya no hay colas como antes, pero se vende mucho roscón”. La pastelería respira un ambiente familiar envidiable. “Sin los clientes y mi familia, que siempre está ahí cuidando de mí, me sería imposible seguir”. Son tiempos duros, con una competencia muy fuerte en el sector de las pastelerías y las degustaciones. “Es muy duro, pero al menos aún me quedan unos diez años más trabajando”. La pastelería lleva su nombre “y conmigo va a morir”, se resigna ante la falta de relevo generacional. “Pero soy joven”, asegura, y “pienso seguir adelante”.

Eva Magán

 ¡Desde aquí mi enhorabuena por esos 50 dulces años y por los que seguirán!