Después de un mes largo sin añadir nada por falta de tiempo, retomo la actividad con una reseña biográfica de Juan Murrieta Cabieces, a la que le seguirá otra en la que intentaré demostrar su parentesco con «nuestro prócer local», Cristobal Murrieta Mello.

Juan Murrieta Cabieces nació en Santurtzi el 1 de octubre de 1844 y falleció en Los Ángeles el 25 de agosto de 1936 a la avanzada edad de 92 años. Es un perfecto desconocido en nuestro municipio y, sin embargo, una próspera localidad del estado de California, en el condado de Riverside, con más de 100.000 habitantes, se denomina Murrieta en su honor, para perpetuar la memoria de este pionero emprendedor.

Por cierto, suele creerse erróneamente que el nombre de Murrieta se debe al forajido Joaquín Murrieta, el Zorro, del cual hablaré en otra entrada, algún día. Y los habitantes de Murrieta siguen explicando a todo el que pregunta que Murrieta no es Joaquín, el cuatrero que murió en la horca con una larga lista de asesinatos a sus espaldas, sino Juan, el paciente y educado cultivador de aguacates y criador de ovejas, llegado desde las remotas costas de Bizkaia.

Según las numerosas crónicas que se conservan sobre su andadura, Juan Murrieta Cabieces y sus hermanos eran hombres de esmerada educación que fueron a hacer las Américas a mediados del siglo XIX, como los Murrieta Mello, sus parientes no tan lejanos. Dos de los hermanos se afincaron en Perú y Brasil (uno de ellos, Victoriano, murió en Argentina en 1882) y Juan llegó en 1863 a California donde se convirtió en uno de los introductores del cultivo de aguacates a fines del s. XIX.

Juan Murrieta, lógicamente, no conocía los aguacates cuanto llegó a América. Su interés se despertó gracias a la amistad con un agente de la Wells Fargo en Atlixco, México, un tal Sr. Fuentes, con el que mantuvo abundante correspondencia. A raíz de esta amistad, Murrieta recibía regularmente cargamentos de esta fruta con los que después experimentó para crear nuevas variedades, como el Two Pound Green, el colorado o la variedad que lleva su nombre el Murrieta Green.

Juan Murrieta había participado con anterioridad en el negocio de la cría de ganado vacuno, en las localidades de  San Simeón, San Luis Obispo, San Joaquín y Merced. Al poco tiempo se dedicó a la cría de ganado ovino, porque la lana se convirtió en una materia prima muy valiosa tras la destrucción de los campos de algodón del sur de los EE.UU. durante la Guerra Civil, llegando a poseer más de 100.000 cabezas. Otro hermano, Ezequiel, lo precedió en la empresa. Los Murrieta se convirtieron en las primeras personas en introducir las ovejas en el Valle de Temecula, después del periodo de las misiones españolas. Durante esa época, una sequía les hizo desplazar los rebaños por Sierra Nevada en busca de agua y comida. Ellos fueron los primeros hombres blancos en alcanzar Long Valley, cerca del limite con el estado de Nevada, donde encontraron los primeros acuíferos que habrían de suministrar agua al acueducto de Los Ángeles. Allí entonces no había más habitantes que algunos indios amistosos.

Más tarde volvieron a Merced (a la altura de San Francisco, más o menos) y finalmente se desplazaron al sur (a la altura de Los Ángeles y San Diego)  donde, en 1873, los hermanos Murrieta, junto a otro socio, Domingo Pujol, compraron los ranchos de Temecula y Pauba en el exuberante Valle de Temecula (nombre que proviene de la palabra indígena “Temecunga” y significa “tierra del sol”). Estos comprendían 52.000 acres (21.043 hectáreas, 210,43 km², para hacernos una idea de su desmesura, el municipio de Santurtzi tiene una superficie de 6,77 km²), que pagaron a razón de un dólar por acre.

Con el tiempo, Ezequeil Murrieta vendió sus propiedades a la California Sourthen Railway y regresó a sus raíces en 1882. Juan Murrieta, nacionalizado estadounidense desde 1875, se convierte en residente permanente de Los Ángeles  en 1884 y acaba vendiendo casi todas las tierras que le pertenecían a la Temecula Land and Water Company, invirtiendo lo ganado en el negocio inmobiliario en la ciudad de Los Ángeles. La compañía dividió el terreno en parcelas para crear el pueblo, Murrietaville, posteriormente Murrieta, municipio que formaba parte de lo que era conocido como el rural Condado de San Diego. Los lotes de terreno se vendieron entre 50 y 75 dólares cada uno. Para 1885, el pueblo ya contaba con un depósito para locomotoras, una escuela, un herrero, una caballeriza y un hotel que servían a la población en crecimiento. Un año más tarde se añadieron dos almacenes, un mercado de carne, un periódico, un restaurante y una iglesia. En 1893 se toma la decisión de reconocer la contribución de Juan Murrieta  al darle oficialmente su nombre al pueblo, curiosamente cuando hacía ya unos siete años que éste se había mudado definitivamente a Los Ángeles.

En lo que concierne al devenir posterior de Juan Murrieta, en 1887 presta juramento como primer ayudante de sheriff del condado de Los Ángeles, puesto que mantiene hasta su retirada en 1927. Cuarenta años, según dicen la crónicas, de eficiente servicio como tesorero. Una vez retirado, Juan Murrieta dedicó su tiempo al cultivo de plantas tropicales, de las que llegó a ser todo un experto.

Otro de los hechos por los que es recordado es que ayudó a desplazar a los indios a las reservas conocidas como Pachanga, un acto menos elogiable de lo que da a entender la necrológica publicada en  el Avocado Association Yearbook de 1936.

Juan Murrieta sigue presente, no sólo en el nombre de la ciudad,  y en el de una variedad de aguacate, sino también como la inspiración de la mascota de la Escuela Secundaria Murrieta Mesa: el carnero. Aunque las ovejas que Murrieta trajo estaban domesticadas, la junta escolar de Murrieta Valley decidió usar el carnero como homenaje al legado de Murrieta y a la historia de la localidad.

Juan Murrieta se casó en 1876 con Adela M. Golsh, nacida en Viena, Austria, en octubre de 1855. Su esposa falleció en Los Ángeles en agosto de 1921. Tuvieron tres hijos: Johnie (nacido en 1876), Henry Leslie (nacido en 1884) y Adela Francis (nacida en 1886).

Como he comentado al principio de esta entrada, Juan Murrieta falleció en Los Ángeles el 25 de agosto de 1936 a la avanzada edad de 92 años.

La próxima entrada estará dedicada a los ascendientes de Juan Murrieta en Santurtzi, Muskiz y Abanto hasta enlazar con el antepasado común a Juan Murrieta y su primo Cristobal Murrieta.