Como comentaba en la entrada anterior, hoy el protagonismo le corresponde a la escultura situada en el centro del jardín que da realce a la fachada principal del Palacio Casa Torre Jauregia.
Se trata de una escultura en piedra caliza de una figura femenina denominada en la escasa bibliografía existente como “Alegoría de la Fortuna de los marinos en la mar” sin más explicaciones. Sin embargo, en mi opinión, y dadas las similitudes con otras figuras de las que hablaré a continuación, la escultura, de indudable carácter religioso, pretende representar el tránsito de un alma desgarrada a la otra vida.
Entre las esculturas de carácter funerario que podemos encontrar en los cementerios de nuestro entorno se encuentran las representaciones de las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad). Adoptan la forma de una figura femenina, joven, de largos cabellos, cubierta por pesados mantos drapeados, que sostiene en sus manos un cáliz o una cruz (que simboliza la fe). Frecuentemente con los ojos cerrados o vendados. Así aparecen en los cementerios de municipios próximos, como Castro Urdiales, Mundaka y Getxo.
Esta iconografía es la empleada por el escultor Miguel García de Salazar (autor del monumento a Cristóbal de Murrieta) en el panteón de Martín Gondra en el cementerio de Mundaka en 1909. Es un escultor que resuelve con eficacia los motivos funerarios. Representa una figura femenina doliente, en actitud orante, con el cuerpo inclinado, en movimiento. Una pierna se apoya sobre los restos de una embarcación que parece avanzar y llevar al difunto hacia el paraíso. Los brazos forman una V invertida cuyo vértice apunta hacia el rostro que alza sus ojos y pone su fe en el infinito. La proa marca una diagonal hacia la izquierda (el pasado), mientras que el cuerpo se inclina levemente en dirección contraria (el ancla simboliza la vida eterna). Todo el conjunto se dispone sobre la rugosidad de unas rocas que simulan los embravecidos oleajes durante una galerna.
Nos dice que el mundo real está plagado de peligros. La difícil vida que se deja atrás se sostiene por la fe en el paraíso eterno. Un texto presente en el monumento indica y aclara la iconografía representada: “El alma guiada por la cruz en el proceloso mar de la vida aborda, salva, a la eternidad”.
El resultado tiene un gran dramatismo por el hecho de elevarse sobre un roquedo de mayor desarrollo que hace que el espectador observe la figura en contrapicado, impresión completamente diferente a la lograda en Getxo, en donde nos situamos prácticamente frente al rostro de la figura.
En el cementerio de Getxo podemos admirar la figura que destaca en el panteón de la familia Diliz, obra esculpida en mármol por el mismo escultor en 1914. En este caso, se trata de una figura femenina, joven, implorante, en actitud de avanzar hacia adelante, con una pequeña cruz entre sus manos, entrelazadas delante del cuerpo en señal de oración. Mientras dirige la vista hacia el más allá se mantiene en equilibrio inestable. Una de las rodillas se apoya en los restos de una embarcación encallada en un roquedo de agudas piedras de arenisca, dispuesta en diagonal, agitada por el embravecido mar. Es la representación simbólica de la barca de Caronte. El resultado es una escenografía que induce a la oración y el recogimiento.
Se trata sin duda de un tema funerario muy característico, que representa el tránsito de un alma desgarrada cuya única esperanza es la cruz ante la incertidumbre de la muerte. La actitud y las facciones de esta figura se corresponden perfectamente con los rasgos propios de la escultura de Miguel García de Salazar.
Finalmente, en Santurtzi, podemos encontrar otra representación del mismo tema, a menor escala, que no se puede atribuir al mismo autor, ya que se aprecian significativas diferencias, sobre todo en lo que se refiere al tratamiento de los paños y el cabello de la figura. pero encontramos los mismos elementos simbólicos: la cruz aferrada entre las manos, la proa de una embarcación a punto de naufragar, el proceloso mar, el ancla…
Llegado a este punto, me surge una duda. ¿Esta escultura se hallaba en el jardín en vida del marqués de Casa Torre o fue una ornamento que se colocó después de 1942, cuando el palacio fue enajenado a las Religiosas del Amor Misericordioso que instalaron un colegio para niñas con necesidades especiales? Las fotografías que he estado analizando no tienen una cronología tan precisa como para poder decantarme por una u otra opción.
Adenda [octubre 2014]:
Gracias a la colaboración de Iñaki Citores Antón, que me ha facilitado una fotografía fechada en 1922, podemos afirmar con bastante seguridad que sí, que ya formaba parte del jardín a comienzos del siglo XX. Estamos pues ante una escultura probablemente centenaria, al igual que los leones.
Adenda [diciembre 2014]:
Gracias a la colaboración de Francisco Javier Pérez Cano, que me ha facilitado una fotografía fechada en 1904, y a los participantes del grupo de Facebook Santurtzi y sus gentes parece ser la centenaria escultura está dedicada a perpetuar la memoria de una hija de los marqueses, Ramona Lizana Chavarri, fallecida prematuramente.
[…] de los marinos en la mar” realizada en ese mismo material. De está escultura trato en otra entrada del […]
[…] edificio (planta baja, planta noble, planta del servicio y mirador) la atención se centra en la escultura femenina que adorna el jardín y en el fantástico escudo heráldico del linaje Hormaza al que le he […]
[…] PROYECCIÓN DOCUMENTAL EN ZIERBENA FORTUNA, SUERTE, AZAR O FE, ESPERANZA Y CARIDAD […]