Poco después de la inauguración el pasado 20 de marzo de la rehabilitación del palacio de los Hormaza (me resisto a denominarlo casa torre, para evitar la confusión), el Ayuntamiento inició los trámites para lograr la calificación de Bien de Interés Cultural. Parece ser que, según noticias publicadas estos últimos días, la resolución favorable del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco está a punto de ver la luz. [Se publica finalmente el 4 de noviembre de 2011 en el BOPV]

La inclusión en el inventario general del Patrimonio Cultural Vasco de uno de los edificios más antiguos del municipio es una buena noticia. Lástima que este renovado interés por nuestro patrimonio arquitectónico llegue tan tarde, cuando apenas quedan en pie dos o tres, de la decena de palacios y palacetes que todavía se mantenían en pie, a mediados del siglo pasado.

Aprovecho también esta entrada para realizar una crítica, espero que constructiva, respecto a la información que sobre este edificio puede leerse en la página web del Ayuntamiento y recientemente en el número 54 del periódico ensanturtzi.com, correspondiente a este mes de septiembre.

Me asombra que se diga que «la Casa Torre fue edificada en el siglo XVIII en un estilo gótico muy característico de los edificios señoriales de la época». En primer lugar, porque no es una casa torre (cualquiera que conozca las Encartaciones sabrá distinguir una casa torre de un palacio). En segundo lugar, confundir dos estilos artísticos tan diferentes (por decir algo) como son el gótico y el barroco no es de recibo.

Finalmente, se insiste en relacionar el edificio con el título nobiliario de marqués de Casa Torre, como si fuese el VI titular de esta merced nobiliaria el responsable de la edificación. El padre de José María Lizana Hormaza, Lázaro Lizana Ovejas, V marqués de Casa Torre, se convirtió en propietario del palacio por matrimonio, no por linaje. En consecuencia, poco interesa para Santurtzi la historia genealógica de los titulares del marquesado antes de entroncar con los Hormaza. Por el contrario, apenas se hacen referencias a éstos, cuya «firma» podemos ver en el hermoso escudo esquinero, el elemento más singular del edificio.

 

No cabe duda que José María Lizana Hormaza fue una personalidad política relevante de su época y que, además, fue el probable responsable de la remodelación interna del palacio a finales del siglo XIX, dejando su «firma» en forma de escudo heráldico en la vidriera del techo de la escalera del palacio, escudo que comentaré en una próxima entrada.

Pero, no por ello, se debe confundir la denominación del titulo nobiliario que ostentaba con la tipología del edificio (al menos en las publicaciones que dependen del Ayuntamiento, otra cosa es la vox populi), ni obviar a los responsables originarios de su edificación.