El 20 de mayo de 1969, hace hoy cincuenta años, tenía lugar la inauguración oficial de la Central Térmica de Santurtzi. Así que, aprovechando la efemérides, voy a tratar de los orígenes y evolución de esta instalación industrial.

Las primeras noticias aparecidas en prensa relativas a la construcción de la central térmica se remontan a comienzos de 1963.

 

Además de los esperados datos técnicos (constaría de dos grupos, construidos consecutivamente), también se menciona la construcción de jardines y piscinas.  Las piscinas todos las hemos conocido, los jardines no, aunque en la maqueta del proyecto aparecían más o menos esbozados.

Respecto a las piscinas, estas ya existían antes de edificarse la central térmica. Eran parte del restaurante Cercamar de Félix Melsió Mendiola “el lechonero”, local al que se concedió licencia de apertura el 11 de agosto de 1961.

En septiembre de ese mismo año Félix Melsió solicitó licencia de obras para construcción de la piscina. El 21 de julio de 1965, la Comisión Municipal Permanente concedió a Iberduero licencia para explotación y funcionamiento de la piscina que se incorporó a la central para uso y disfrute de sus trabajadores.

Las piscinas en la actualidad. ¡Da pena verlas!

La central térmica ocupó una parcela de aproximadamente 14 hectáreas en una zona denominada tradicionalmente con los topónimos Cercamar, Bajo Higareda y Las Cañaveras. En algunas fuentes incluyen otro topónimo más: Fuente Morena.

Fueron afectados por las expropaciones forzosas los caseríos de Antonio y Ángel Sierra. Así era el bucólico paisaje de la ladera del Serantes entre el barrio San Juan y Zierbena.

También resultaron expropiados dos típicos merenderos: Las Vegas (junto al restaurante Cercamar) y Las Cañaveras.

Las obras de construcción de la central se iniciaron en 1965 (o 1966, según las fuentes) y avanzaron a ritmo muy intenso para poner en marcha la instalación cuanto antes. En poco tiempo, la estructura de la central térmica, situada en la ladera costera del monte Serantes, frente a la entrada del puerto de Bilbao, comenzó a hacerse visible.

La prensa de la época realizó un notable seguimiento de las obras, que constituye un buen ejercicio de propaganda de las “bondades” de la dictadura, destacando el tamaño, la capacidad y otras características de la central térmica, “una de las mayores del mundo”.

En diciembre de 1968 ya habían concluido todas las obras y comenzaba la fase de pruebas del grupo I. Al mismo tiempo comenzaban las obras del grupo II.

En 1969, el Ayuntamiento acuerda en el pleno del día 7 de agosto recordar a Iberduero la obligación de destinar a paseos y jardines el espacio que queda entre la carretera y la costa frente a la central térmica, según acuerdo de Pleno del 7 de mayo de 1963.

Inaugurada en mayo de 1969, la central térmica de Santurtzi fue la protagonista de la II Exposición Filatélica de Iberduero de 1970.

Incluso existe una tarjeta postal con una vista nocturna de la central.

En noviembre de 1972 se efectuó la fase de pruebas previa a la puesta en marcha del segundo grupo el mes siguiente. Al tiempo, Iberduero editó un folleto de 16 páginas dedicado a la central térmica.

Después de la ejecución de nuevas obras de reformas y modernización de las instalaciones, a comienzos de siglo XXI, la central térmica se componía de tres grupos de generación de energía eléctrica. El grupo I, de 377 MW de potencia, inicialmente utilizaba fueloil BIA como combustible, pero fue reconvertido en 2000-2001 para utilizar alternativamente gas natural. El grupo II, de 541 MW de potencia, únicamente utilizaba fueloil como combustible. El grupo III, de 17 MW de potencia, era una pequeña turbina de gas, de ciclo simple que actuaba como reserva de potencia y solo funcionaba esporádicamente.

La refrigeración de la central térmica se realizaba mediante agua de mar. La toma de agua se ubicaba en el pequeño puertecillo de Las Vegas (moderno y ocurrente topónimo que sustituye al original, La Losa). Técnicamente se denominaba dársena de bombas. Y se evacuaba a través de un desagüe que vertía al mar el agua caliente en Las Cañaveras. Más adelante, con la ampliación de las instalaciones del Puerto de Bilbao, se construyen unos canales subterráneos para la toma y vertido del agua.

Del desagüe no he encontrado ninguna fotografía de la época, solo esta reciente.

El muelle de Las Vegas y su lámina de agua constituyeron en su momento un lugar de ocio muy frecuentado por los santurtziarras en verano.

Iberdrola ya contemplaba cerrar la antigua central térmica de Santurtzi en 2008 para ir disminuyendo las emisiones de CO2 del conjunto de sus centrales térmicas. Por eso construyó junto a ella una planta energética de ciclo combinado, mucho menos contaminante al emplear gas natural para producir electricidad, para paliar la pérdida de producción. Esta nueva central, inaugurada en 2005, tiene una capacidad de generación de 400 MW. La chimenea es mucho más discreta, por poco no alcanza los 75 metros, y su impacto visual es menor que el producido por sus hermanas mayores.

Finalmente, el 11 de diciembre de 2009 se anunciaba oficialmente que Iberdrola procedería a cerrar su central térmica en Santurtzi. Sus turbinas convencionales, que quemaban fueloil para obtener electricidad, dejarían de funcionar para siempre de manera inminente, aunque mantendría la actividad del ciclo combinado. La decisión de clausurar la parte más vieja de la central respondía a la necesidad de adecuarse a la nueva legislación ambiental, que limitaba la emisión de contaminantes a la atmósfera.

Una resolución de la Dirección General de Política Energética y Minas del Ministerio de Industria del 22 de octubre de ese año autorizaba a Iberdrola el cierre de los grupos I y II, dando un plazo de dos años, prorrogables, para materializar el desmantelamiento. Efectivamente, fueron cerrados en 2009 y desmantelados completamente cuatro años después. El acta oficial de desmantelamiento se firma el 30 de septiembre de 2013. El grupo III, mucho más pequeño, se desmontó rápidamente. Su acta oficial de desmantelamiento se firma el 11 de febrero de 2010.

En realidad, el cese de la actividad de las dos turbinas clásicas se había ido produciendo de manera progresiva en los últimos años. Desde finales de 2004, solo arrancaban cuando se producían determinados picos en la demanda de consumo eléctrico. Nada que ver con la frenética producción de los años 70, 80 y 90, cuando los santurtziarras se acostumbraron a convivir con la imagen de las fumarolas brotando de las dos enormes chimeneas.

Según lo anunciado en diciembre de 2009, las chimeneas debían desaparecer del horizonte santurtziarra en un plazo máximo estimado de tres años.

Y así fue. Sorprendentemente, el domingo 23 de diciembre de 2012, una gran cizalla hidráulica, instalada en lo alto de la chimenea más baja comenzó a demolerla.

La máquina, similar a una excavadora aunque con un brazo dotado de una potente cizalla, fue descendiendo por la chimenea a medida que avanzaba el proceso de demolición. La máquina iba arrancando grandes pedazos que caían por el interior de la propia chimenea. El derribo de las dos chimeneas generaría unos residuos de 13.300 toneladas de hormigón, 3.750 toneladas de ladrillo refractario no contaminado y 2.480 de ladrillo refractario contaminado, así como 510 toneladas de hierro y acero.

El lento derribo de las chimeneas, de 156,5 y 186,5 metros respectivamente, supuso el final de un proceso de desmantelamiento que comenzó en 2010 con la demolición del resto de las instalaciones y la retirada de elementos propios de funcionamiento como los aislantes, equipos, calderas, tanques y transformadores.

La clausura de las instalaciones de Iberdrola junto al populoso barrio San Juan ha sido una reivindicación histórica de los vecinos y grupos ecologistas de la comarca de la Margen Izquierda que habían denunciado en repetidas ocasiones la concentración de instalaciones energéticas peligrosas y contaminantes en un área muy reducida del territorio.

La contaminación generada por la central térmica desde sus inicios era más que evidente. En este sentido, son muy ilustrativas dos cartas al director publicada en La Gaceta del Norte en 1976, apenas siete años después de su puesta en marcha.

El impacto visual y medioambiental sobre el Serantes ha sido muy perjudicial. Según testimonios familiares, el impacto de la central térmica sobre la naturaleza fue evidente. Los residuos sulfurosos (SO2) que expulsaba por las chimeneas afectaban a las plantas, quemaba las hojas, etc. Descendió la producción y la calidad de los productos hortofrutícolas y el ganado que pastaba en las campas cercanas a la central térmica comenzó a tener molestias gastrointestinales.

En lo que concierne a los habitantes del barrio San Juan y de Regales, muchos recordarán los efectos de esos residuos en la ropa tendida para secarse, en la carrocería de los automóviles y, sobre todo, los mareos y las náuseas provocadas por los gases que emanaban de las chimeneas.

Muchos santurtziarras participaron en manifestaciones multitudinarias, algunas contundentemente reprimidas por la policía con gases lacrimógenos. Todavía recuerdan algunas de las coplillas reivindicativas que coreaban: Respirar (bis), a pelo pulmón (bis), la mierda que sale de las chimeneas del barrio San Juan.

En 1981 se instalaron sistemas de depuración y filtros que reducían en dos tercios la emisión de partículas de polvo en suspensión a la atmósfera.

Además de la contaminación, es evidente que la existencia de los depósitos de combustible de Campsa, los de gasoil de la central térmica de Iberduero (después Iberdrola) y los de gas de Repsol Butano en Santurtzi, más la central termoeléctrica de ciclo combinado Bahía de Bizkaia Electricidad en Zierbena (que inicia su actividad en agosto de 2003) y la refinería de Petronor en Muskiz (la empresa se funda en 1968, la refinería comienza su actividad en 1972) suponían un peligro para la salud de los ciudadanos que vivían y viven en el entorno.

A pesar de todas las medidas de seguridad adoptadas cabe la posibilidad de que se produzca un accidente, en un entorno densamente poblado y con instalaciones muy sensibles (depósitos de hidrocarburos altamente combustibles). No hay que olvidar el accidente ocurrido el 17 de enero de 1967 cuyas consecuencias, afortunadamente, no fueron muy graves.

La alegría por el anuncio en 2009 de la clausura de la central térmica se vio empañada cuando apenas un mes después, en enero de 2010, se conocía que Iberdrola había solicitado permiso al Ministerio de Medio Ambiente para construir una nueva planta de ciclo combinado para producción de energía a partir de gas en los terrenos que ocupaba la central térmica.

Fue una verdadera sorpresa porque en ningún momento habló de que una nueva planta iba a sustituir a la central obsoleta. La iniciativa planteaba construir la mayor central de producción energética de Euskadi. A los 400 MW de potencia que conserva el grupo 4 -también de gas- se unirían dos nuevas turbinas de última generación con una capacidad de producción de 1.143 MW, lo que contabilizaría un total de 1.543 MW. Casi tanto como la suma de la capacidad de Boroa (Amorebieta) y Bahía Bizkaia (Zierbena). Ekologistak Martxan y la asociación de familias del barrio de San Juan de Santurtzi  se movilizaron y presentaron alegaciones contra el proyecto que, afortunadamente, no se hizo realidad.

No puedo concluir la entrada sin agradecer la colaboración de Iñaki Cítores que me ha facilitado abundante información sobre la central térmica publicada en prensa entre 1963 y 1989 que ha completado la que ya tenía recopilada.