Hace 10 años, el 12 de febrero de 2010, el Centro de Iniciación y Formación Profesional (CIFO) celebraba su vigésimo aniversario plantando un retoño del árbol de Gernika.

Una década después, corresponde dedicar una entrada a un centro educativo que ha desarrollado en Santurtzi una encomiable labor formativa y social durante tres décadas.

La historia del centro comenzó realmente en 1989 cuando el Ayuntamiento, a través de un convenio de colaboración con el Departamento de Educación del Gobierno vasco, creó el centro con el Programa de Iniciación Profesional orientado a jóvenes del municipio entre 14 y 21 años que no habían terminado sus estudios en la educación reglada. Una acertada decisión política puso en marcha un proyecto de educación compensatoria que suponía dar una nueva oportunidad a estos jóvenes para retomar el camino de la formación, del aprendizaje… Un proyecto socio-comunitario ambicioso que el Ayuntamiento de Santurtzi ha sostenido desde entonces.

Antes, en noviembre de 1988, la comisión de gobierno del Ayuntamiento ratificaba el proyecto de creación del centro.

En abril de 1989 se publicaba en prensa que comenzaban las obras en el edificio del antiguo colegio público Cuetos II, en la cumbre del cerro denominado Primer Cueto en el barrio de Kabiezes, para adecuarlo a su nueva finalidad.

En las siguientes imágenes dos vistas panorámicas del centro con perspectivas más o menos opuestas.

En mayo, discrepancias entre el Ayuntamiento y el Gobierno vasco respecto a la cualificación de los futuros docentes retrasan la puesta en marcha del proyecto.

A finales de agosto de 1989 comenzaba, con la contratación de los primeros trabajadores (profesores, administrativos), la singladura de este centro público de titularidad municipal que ha mantenido el buen rumbo hasta la actualidad.

A mediados de septiembre de 1989, el centro era noticia en la prensa de la época. En aquel momento, su director era Iñaki López de Munain.

Finalmente, en septiembre de 1990, el centro volvía a ser noticia. En su segundo año de existencia incluía ya un programa de educación compensatoria.

En la reseña se incluye una fotografía, la más antigua que hemos documentado.

Adaptándose a las cambiantes circunstancias del entorno, el centro asumió tareas de formación ocupacional tendentes tanto a la inserción laboral como a la continuidad en el grado medio de la Formación Profesional. Por este motivo, comenzó denominándose Centro de Iniciación Profesional (CIP) para pasar a ser el actual Centro de Iniciación y Formación Ocupacional (CIFO). Durante los primeros años de existencia, la formación se organizaba e impartía en cursos anuales naturales. Después, al ampliar sus horizontes se establecieron los habituales años escolares.

Otro de los logos que podemos encontrar es el que hace referencia al programa PCPI por lo que la entidad puede aparecer denominada Centro de Cualificación Profesional Inicial.

El Centro de Iniciación y Formación Ocupacional acoge cada año a cerca de 90 alumnos llegados de la enseñanza reglada. Desde su puesta en marcha, hace 30 años, se han matriculado cerca de tres millares de jóvenes que no solo han recibido una formación orientada a la inserción laboral sino también una educación en valores. La función social de este centro a lo largo de su historia es indiscutible y muy positiva para nuestro municipio. Lejos de limitarse a la tarea educativa, ha realizado un extraordinario trabajo en el ámbito social, facultando a sus alumnos para conducirse por la vida con una importante experiencia para encontrar un hueco laboral y social.

Al frente del centro y del claustro de profesores, su directora, Begoña Conde Lobo. Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología (Deusto, 1986). Su impronta se remonta a los mismos orígenes del centro ya que desde agosto de 1989 y hasta su nombramiento como directora en 2008, fue profesora y coordinadora pedagógica.

El CIFO ha sido premiado varias veces por varios proyectos de aprendizaje solidario desarrollados por los alumnos del centro: Tijeras que cortan barreras y Un parque infantil para Tinduf.

En 2012, el proyecto Tijeras que cortan barreras, desarrollado por el Taller de Peluquería, recibió el Premio a la Acción Magistral, otorgado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO y el BBVA. Valoraron la implicación de los alumnos con sus usuarios del Taller Ranzari y el desarrollo de valores como la atención, el respeto y el conocimiento de la diversidad.

En noviembre de 2013, Onda Cero le otorgó un premio a la solidaridad por los dos citados proyectos. El segundo, Un parque infantil para Tinduf, fue desarrollado por el Taller de Fibra de Vidrio. Además de construir columpios para un colegio en el Sahara, los alumnos tuvieron la oportunidad de conocer la injusta situación en la que viven los habitantes de los campamentos de refugiados y empatizar con los destinarios últimos de este proyecto, los niños y niñas de uno de estos campamentos que podrían disfrutar por primera vez de un parque infantil en su escuela.

En diciembre de 2015,  el Taller de Peluquería vuelve a ser reconocido. En esta ocasión, recibe el primer premio nacional Aprendizaje Servicio en la categoría Formación Profesional, otorgado por la Red Española Aprendizaje-Servicio al proyecto Tijeras que cortan barreras.

Durante el curso 2013-2014, los alumnos del Taller de fibra colaboraron de forma altruista en el mantenimiento y renovación de material deportivo del club de remo Itsasoko Ama: reparación del casco y castillete de un doble scull, reparación del casco de un skiff y, la pieza estrella de ese curso, la fabricación de un botaguas alto para utilizar los días de mala mar y así evitar la entrada de agua dentro la trainera.

Esta pieza se realizó íntegramente en el centro de formación. Para su fabricación  tuvieron que diseñar la pieza, respetando las medidas que marca la federación y las formas exigidas por el club. Después pasaron a fabricar un molde y una pieza de prueba. Una vez colocada en la trainera y con el visto bueno del entrenador y equipo técnico, realizaron la pieza definitiva con materiales ligeros y de gran resistencia. En la imagen, orgullosos del trabajo realizado.

Este taller de mantenimiento de embarcaciones deportivas y de recreo tiene su continuación durante el curso 2014-2015.

En una visita realizada en marzo de 2018 descubrí algunos interesantes rincones de las instalaciones del centro. En primer lugar, junto a la verja que rodea el recinto escolar y detrás del retoño del árbol de Gernika, una curiosa escultura moderna realizada en acero corten por los alumnos del centro que en nada desmerece si la comparamos con otras que podemos admirar en el municipio. Tengo que averiguar la fecha de instalación.

Junto al acceso al edificio, un rincón ajardinado nos recuerda que estamos en Santurtzi.

Dentro del edificio llama la atención un colorido mural que, por sus dimensiones, tengo que publicar en tres fragmentos.

Tengo que finalizar la entrada agradeciendo la colaboración de Iñaki Cítores que me ha facilitado las interesantes noticias relativas a la creación del CIFO publicadas en 1988-1990. También me gustaría dedicársela a una buena amiga, trabajadora del CIFO desde hace muchos años.

Como siempre, toda colaboración para enmendar o ampliar la información será bien recibida.